A medida que evoluciona la normativa sobre cannabinoides, el 10-OH-HHC se perfila como una opción legal y...
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A medida que evoluciona la normativa sobre cannabinoides, el 10-OH-HHC se perfila como una opción legal y...
El cáñamo es una planta increíblemente rica en compuestos activos. Entre ellos, se han identificado y estudiado más de un centenar de moléculas llamadas cannabinoides. Dos de estas moléculas, el CBD-A y el THC-A, desempeñan un papel clave en la química del cáñamo.
El CBD-A (ácido cannabidiólico) es la forma ácida y natural del CBD. Antes de cualquier transformación, el CBD se encuentra en esta forma inicial dentro de los tricomas de la planta, que son glándulas resinosas situadas en la superficie de las flores. De manera similar, el THC-A (ácido tetrahidrocannabinólico) es la versión ácida y no psicoactiva del THC.
La descarboxilación es un proceso químico que ocurre cuando el material vegetal se calienta. Este proceso elimina un grupo carboxilo (COOH) de la molécula, transformando el CBD-A en CBD y el THC-A en THC. Este fenómeno otorga al CBD y al THC sus propiedades bien conocidas. Por ejemplo, sin descarboxilación, el THC-A permanece no psicoactivo y no produce los efectos típicos asociados al THC.
Cuando una planta de cáñamo se calienta, el CBD-A se convierte en CBD con una tasa de conversión de aproximadamente 0,87. Esto significa que, para determinar la concentración real de CBD después de la descarboxilación, la cantidad inicial de CBD-A debe multiplicarse por 0,87. Este proceso explica por qué los niveles de CBD aumentan después del calentamiento.
El mismo principio se aplica al THC-A. Bajo el efecto del calor, el THC-A se convierte en THC, lo que también altera la concentración total de THC en el producto final.
Los términos CBD-T (CBD total) y THC-T (THC total) se utilizan para indicar los niveles totales de estos cannabinoides después de la descarboxilación. Como las flores de cáñamo se calientan a menudo durante su consumo (vaporización, combustión, cocina), es esencial tener en cuenta la conversión de las formas ácidas (CBD-A y THC-A) a sus formas neutras (CBD y THC). Esto ayuda a anticipar con mayor precisión los efectos reales de los productos consumidos.